Sinceramente, nunca entenderé el por qué las marcas con vehículos comerciales suelen sacar versiones de deportivas como esta, chocando de frente con la filosofía para la cual fue diseñado el vehículo en cuestión, en este caso, fue diseñado pensando en un uso profesional. Al menos, se agradece que no manchen la historia de la nomenclatura OPC, poniéndole de nomenclatura VPC.
Los cambios estéticos del Vivaro VPC saltan a la vista: ostentosas llantas con un diseño similar a los de otros Opel OPC, nuevos paragolpes con un enfoque más agresivo, suspensión deportiva, molduras y espejos pintados en color de la carrocería, doble escape en la parte trasera, etc.
En su interior, hay un cambio que llama la atención, por lo inútil que es para un vehículo de este tipo: unos baquets deportivos, que son casi idénticos a los del Corsa OPC. Es algo que se puede entender en un utilitario deportivo como el Corsa OPC o cualquiera de sus hermanos mayores o de la misma talla de cualquier marca, pero no en un vehículo comercial de este tipo, donde la utilidad que tienen es nula, y los inconvenientes demasiados.
Este polémico cambio no es el único que recibe el interior, también se añaden algunos elementos como diversos cromados. La zona de carga tampoco queda impune, se ha tapizado parte de la zona de carga con un material similar a la madera, algo también contradictorio, ya que no tiene apariencia de soportar bien unas condiciones de carga y descarga de objetos a diario.
Únicamente va asociado al motor 3.0 CDTI diésel con una potencia de 146 CV.
Al igual que en su competidor más directo, el Ford Transit Sport Van, sólo se comercializarán 100 unidades, a un precio de 35.995 euros (en Alemania).
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